Los grandes cambios en la humanidad han surgido gracias a personas que creían que podían hacerlos
Entrevista a Betty Akna, cantante
Por Natalia Montero
Betty Akna
Su palmarés habla por sí solo. Ganadora en los premios AFRIMA (All Africa Music Awards) 2015, en la categoría de ‘Mejor artista femenina en música inspiracional africana’ en Nigeria. Ganadora del premio Prestigio Cultural 2017 en Portugal. Ganadora como ‘Mejor letrista’ en los premios Joncham 2018 en Guinea Ecuatorial. Nominada como ‘Mejor artista femenina centroafricana’ en los premios AFRIMA 2014 y 2015, en Nigeria. Nominada como ‘Mejor artista femenina centroafricana’ en los premios AFRIMA 2015, 2016 y 2017, en Dallas, USA. Y podríamos seguir… La ecuatoguineana Betty Akna nos ha dedicado unos minutos de su agenda para hablar sobre música, su país y sus planes de futuro.
¿Cuál ha sido tu trayectoria en el mundo de la música, cómo has llegado donde estás ahora?
No quise cantar desde el principio, sino que la música me sedujo, me hizo enamorarme de ella. La música ha estado siempre en mi vida, música de los 80, los 90, música africana… Nací en Madrid. A los 15 años cantaba en una coral infantil en una iglesia en Sabadell (Barcelona). Participamos en un evento por el 25 Aniversario del fallecimiento de Martin Luther King y cantamos una canción de Gospel.
Me dieron el solo del ‘Happy Day’. Nunca había cantado en público y la reacción fue muy pintoresca, el público se quedó sorprendido.
A partir de ahí fue un no parar, lo hacía por hobby. Iban surgiendo oportunidades. Por ejemplo, una de mis primas no pudo ir a un evento en La Coruña y la sustituí. Y de ahí más grupos, más lugares, más música. Luego me fui a mi país, Guinea Ecuatorial. Y ahí encontré lo que me faltaba. Encontré realmente el significado de todo. Mi país y África me marcó mucho.
¿En qué sentido?
Al llegar a mi país me di cuenta de que faltaban referentes musicales femeninos. Vi que era importante ofrecer otro tipo de artista. Se suele hipersexualizar la imagen de la mujer. Puedes estar elegante o sexy, pero no hay por qué cosificar y sexualizar todo.
Al poco tiempo de llegar, creé una coral juvenil en el centro cultural español de Malabo en Guinea Ecuatorial. Muchos chicos eran de barrios muy humildes. Y cuando no tienes cosas materiales es cuando te das más tú, tu esencia.
Fue así como desde mis 15 años hasta llegar a mis 30 nació mi marca personal, Betty Akna. Allí en Guinea vivía de forma bastante sencilla por elección propia. Empecé a darme a conocer y llegué a cantar delante de presidentes: en la Copa de África de 2015 canté el himno ‘Africa United’, luego vinieron las nominaciones...
¿Cómo resumirías tus influencias culturales?
Desde mi más tierna infancia he tenido mucha estimulación de diferentes culturas, ha sido todo muy ecléctico, pero para mí ha sido una ventaja.
Hoy por hoy los que somos activistas africanos queremos crear conciencia. Imagínate que eres español o italiano y te ponen de ejemplo de toda Europa. En África hay tantas culturas como países, y en cada país hay un mundo. En Guinea hay cinco etnias, pero te vas a Camerún y hay 200 tribus. Por eso trato de cantar en mi lengua, fusionándola con el inglés o el francés.
¿Esta riqueza cultural de África la plasmas en tus canciones? ¿Cuáles son los temas que más tocas en tus letras?
Efectivamente, con mis canciones quiero que la música africana traspase fronteras. Quiero inspirar a la gente para que se tome la vida de otra manera. La música expresa emociones, es de las formas más bellas de mostrar lo bonito de la vida. La música de hoy en día tiene letras insensibles y lo que escuchamos también nos marca. Trato de hablar sobre temas positivos, mujer, naturaleza... Compongo yo, soy tanto letrista como cantante.
Betty Akna
Y no paras de proyectar nuevas cosas…
Sí, ahora estoy empezando mí faceta de inspiración y coaching. Utilizo la música como un canal para empoderar a la gente.
Quiero crear un espacio en el que aquellas personas que han conseguido alcanzar sus sueños inspiren a otros a hacer lo mismo, contando cómo lo lograron. Quiero traer a esos héroes que están haciendo algo por la sociedad, por las personas. De esta forma puedes concienciar a la gente. Porque si no te ven accesible, no lo verán real.
Por eso muchos de los chicos que conocí cuando creé la coral juvenil en Malabo -algunos son ya mayores- me ven como un referente. Dicen: “Si Betty lo ha podido conseguir con trabajo y fe, ¿por qué yo no?”. Este va a ser un espacio colectivo de inspiración, en el que gente que ha logrado avances, pueda inspirar desde su trayectoria de vida. Sin teorizar, sino contándolo desde la perspectiva de una persona muy real y cercana.
¿En qué te basas en tu actividad de coaching?
Mi coaching ha sido la vida que he tenido, los países en los que he estado, la gente que he conocido. Quiero que sea algo real. Lo momentos felices hay que vivirlos y los negativos hay que saber cómo manejarlos. Hace falta que la gente empiece a tomar control de su interior. Intento demostrar que, aunque puedas fallar, hay que seguir siempre adelante.
Gran parte de las cosas dependen de cada uno de nosotros. No somos tan esclavos como nosotros mismos nos hacemos creer. Yo me baso mucho en la historia del Gospel, es un estilo con el que me identifico mucho. A los esclavos no se les consideraba ni personas. Pero realmente ellos se sentían libres y por eso llegaron a componer el estilo Gospel. Ahora estamos donde estamos gracias a personas que creyeron que podían ser libres. Ojalá pudiera darles las gracias. Gracias a esas personas negras y blancas que se implicaron en la libertad de todos. Los grandes cambios en la humanidad han venido gracias a gente que creía que podía hacerlo.
Desde tu punto de vista, ¿cómo se puede ayudar a que África tenga esa visibilidad? ¿Qué le falta para avanzar y qué puedes aportar tú?
África podría ser potencia mundial. Tiene los medios, los recursos naturales y un montón de cosas que se desconocen. Al llegar allí me di cuenta de que puedo ser como una embajadora, y de esta forma elevar el interés internacional por África. A los africanos nos cuesta mucho tener un espacio fuera de nuestras fronteras. En el momento en que eres africano tienes que hacer un sobreesfuerzo y mostrar algo más. Hay que demostrar el triple. En muchos conciertos hay gente que me ha esperado y me ha dicho al terminar: “No conocíamos que había un país que se llamaba Guinea Ecuatorial y que era una colonia española”. Uno de los mejores días de mi carrera fue cuando una mujer muy mayor se acercó a mí después de un concierto, me cogió las manos con los ojos llorosos, y me dijo: “No sé lo que has cantado, pero no lo dejes, eres la primera persona de color con la que he sentido algo así. Has cantado con una elegancia increíble”. Ese día nunca lo podré olvidar.
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